Más que un puñado de cuentos, un temperamento. Es un primer libro, pleno de hallazgos y deslumbramientos. El autor rescata para la memoria de su patria chica situaciones, personajes que de otra forma se hubieran perdido en un anonimato tan doloroso como el olvido. Se trata de historias que merecían ser contadas con el lenguaje y desde las vivencias propias que aportan sus protagonistas.
El rescate también corresponde a su patria grande porque recupera para la memoria maneras de decir, de sentir, de pensar característica del campesino santeño, tan dueño de su orgullo como de su herencia. Es un esfuerzo extraordinario que el autor entrega con lucidez.
Desde la dedicatoria que sirve de pórtico al libro, los 16 cuentos completan una historia de amor filial, un homenaje a aquellos hombres y mujeres de su pueblo y más, al legado de generaciones, pues “mientras más lejos estamos, mayor es el afecto”.
El espacio real denominado El Carate, se convierte por mano del autor en un sitio mítico. Digamos que, Luis Barahona (1955), lo ha ascendido a la eternidad de los universos imaginarios como el Macondo de García Márquez o el Comala de Juan Rulfo.
Entre zurrones y enjalmas, sería un trabajo digno, sin duda, de los elogios del gran Nacho Valdés, del Dr. José María Núñez o de González Ruiz, pues se matricula en esa línea discursiva, en el denominado criollismo, que le ofreció páginas luminosas a la literatura nacional, y que ha trascendido por estar hecho de la esencia del hombre de tierra y semilla que se debate “entre monte y cielo”.
Ahí encontramos con pocos trazos tanto la atmósfera que se nos narra como la sazón de sus personajes. Algunos caracterizados por el oficio, otros seguidos de un anecdotario que los hace únicos, algunos, como el héroe Eduvigis, caracterizado por su gracejo y su ingeniosidad.
Historias de amor, y de humor, de travesuras de muchacho, de complicidad filial, de hombres que se ganan el respeto por las malas… tapizan el paisaje de un tejido que sin mayores pretensiones y de manera sencilla alude a lo social.
Los textos del libro son una forma de evocación y de recuerdo de lo que fuimos en la existencia de nuestros abuelos y de lo que significamos para ellos. Se reconoce su lucha por la vida, tan solo con el conocimiento simple de su día a día.
(Barahona, Luis, Entre zurrones y enjalmas, Universidad Tecnológica de Panamá, 2010.,Panamá)
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