El hombre corría. Corria mientras con ademanes bruscos miraba hacia atrás. No se percata que el paisaje ya no le persigue. Pero corre hasta constatar que no hay nada vivo de qué huir.
Huía acaso? De qué huia?, por qué?… Se fugaba.
Se extendió tanto en el empeño de fuga que se volvió invisible que es lo más parecido a la desnudez, que es lo más parecido a la soledad, que es lo más parecido a escapar, que es lo mas parecido…
Que te puedo decir? No paro de reir de ver tu jocosidad en el uso de imagénes y la huida, de qué? Eres poeta, filósofo o una mezcla de ellas, a esta hora ya no tengo las ideas muy claras, pero te felicito por hacer algo diferente a lo que he visto en blogs durante este largo y eterno 17 de abril de 2010, ya en los albores de la mañana. Amèn.
ResponderEliminarHector, la educación es un paradigma. En lo personal, yo no quiero huir. Lamentablemente soy luchadora... aunque la verdad, a veces muevo la mirada y siento tanto espanto. Y digo lamentablemente, porque a veces es mejor huir...
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