miércoles, 19 de enero de 2011

Escribir para niños

Escribir para niños
El mejor juguete de un niño es otro niño. No hay vuelta de tuerca que atente contra esta certeza. En la playa que se inventan a la hora de jugar pasa lo inimaginable. Narran, con toda una suerte de efectos especiales, lo que le ocurre a una columna de soldados que asalta un muro y sobrevive integra al final de la toma. Abren los brazos, los ojos y la boca cuando describen a alguna bestia extraterrestre en pleno combate estelar con una formación de naves que se desplaza con la velocidad del silbido que hacen con los labios.
Esos héroes imaginarios están ahí todo el tiempo. En la cama, las sabanas semejan dunas, en el patio el escenario es el césped, en la escuela, la banca es una meseta donde los autos se desplazan y se estrellan o se vuelcan pero no pasa nada, porque cuando niños no sabemos mucho de la muerte y eso nos hace inmortales.
Escribir entonces para este sector de la población es un trabajo al que nuestros autores debían encomendarse. El teatro en general no cuenta con muchos cultores, mucho menos el teatro para niños. Con el cuento se ha dado una buena batalla, por cortesía de gente e instituciones con visión (Bertalicia Peralta, La Crítica, la Caja de Ahorros), que en la década del 70.
La poesía tiene, entre sus mejores héroes en Changmarin y su “Muñeca de tusa”;en Esther María Osses y la belleza hecha palabras de “Crece y camina”; en “Los versos de Onyn” de Elidia Wong. En esta triada me reitero una y otra vez por la excelencia, quizá el patrón a seguir. Se trata de una Poesía que enseña desde la sensibilidad.
Recientemente se han activado, por parte del INAC (Carlos Francisco Changmarin) y de la Universidad Tecnologica de Panamá Hersilia Ramos de Argote), sendos concursos de literatura para niños en cuento y poesía. He ahí la oportunidad. Sería bueno contribuir con un taller de escritura de textos para niños, que incluya dramaturgia dirigida a la infancia. He aquí el reto.
Oportunidad y reto que habría que acometer con compromiso y en la certeza de que desde ahí trabajamos con las “competencias” (antiguo concepto traído a más por más de un tecnócrata) que reclaman para el currículo.
La poesía está en el camino de todos y los niños también. Declaro 2011, Año de la literatura infantil. Veamos bien.

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